martes, 29 de abril de 2008

LSD

Hoy, después de mi clase de Visión del lenguaje en textos poéticos, bajé la escalera y fui a dar con la venta de libros que cada tanto en tanto toma lugar ahí en el patio de la facultad. Conociendo mi gran devoción hacia Anaïs Nin o acaso sólo por casualidad o instinto, Pablo me alcanzó el tomo sexto del Diario de vida publicado en inglés, por alguna editorial en cuyo nombre no reparé. Y empezaba "After LSD..."
siguiendo con una gran descripción (que sería incapaz de reproducir) acerca de cómo el cuerpo era tan escaso y las sensaciones tantas y de cómo había recontruido su experiencia usando lo que otros le habían dicho con respecto a lo que dijo o hizo, y completándo la escena con uno que otro recuerdo vago.Sólo me permití leer esta primera página y a medida que releía el comienzo sentí que algo se rompió dentro de mí y salí corriendo, hasta llegar aquí y escribirlo. Actuar de otra manera habría sido ir en contra de la intensidad.

Sentí y todavía siento la frustración de quien es dejado atrás, sentí lo mismo que se siente en la traición de un amante: Desolación, miedo, náusea.

Pues así, decidí dejar de creerle, dejarla, ya que no era distinta de los demás ilusionistas de la palabra y del acto, no era ese receptáculo de emociones vivificantes y efervecentes que yo había forjado en ella. Me sentí traicionada y herida, pero por sobre todo: sola. ¿Es acaso imposible alcanzar los estados de éxtasis sin mediadores? ¿He estado mal al creer que puedo hacer surgir de mis manos el agua? Naturalmente y alcanzado el paroxismo he visto hombres en mitad de un campo, he llorado de felicidad, he sentido trenes venir, he visitado, temido, olvidado y muerto alguna vez...
¿No es eso nada comparado con lo que podrían entregarme las drogas?

Buscando respuesta me encontré con esto:
"El de Anais Nin es un caso especialmente interesante porque sale del tópico de la lista de artistas que han experimentado con las drogas. En sus diarios, cuenta algo por lo que los ortodoxos de la literatura sobre drogas podrían asesinarla. Dice que "Las puertas de la percepción" de Huxley no le había impresionado demasiado, que le había parecido muy técnico e insulso, pero parece que el relato de su amigo el pintor Gil Henderson sobre los efectos del LSD la animan a formar parte en un experimento con un doctor que hacía sesiones experimentales con esta droga en los 50. Después de la sesión, una de las conclusiones que saca es la siguiente: "Encontré el origen de muchas de las imágenes de mi trabajo y del de otros escritores. En "La casa del Incesto", escrito en 1935, los objetos se vuelven líquidos y los describo como si se vieran a través del agua". "De todas formas, No me da la sensación de que la química me revelara un mundo desconocido. Lo que hace es acallar el mundo cotidiano, como si fuera una interferencia y dejarte solo con tus sueños, tu fantasía".

Más adelante dice que eso es algo innato en ella, que le resulta muy fácil y explica que cuando se lo dijo a Huxley éste se enfadó bastante y le dijo que ella tenía la suerte de acceder al subconsciente de manera natural pero que no todo el mundo tenía esa capacidad y por eso había que darles esa oportunidad por medio de las drogas. Dejarles visitar lo que él mismo denomina "terra incógnita". Las drogas serían la democratización del turismo, una especie de vuelos chárter para los artistas que no consiguen llegar a ese estado por ellos mismos."

Supongo que compraré el libro.
Supongo que seguiré creyendo. Por ella y por mí.
Volveré sobre este punto en la próxima entrada, no sé ¿qué opina usted?

2 comentarios:

almayciudad dijo...

Muchas gracias por pasarte. Ha sido un placer encontrar tu post, es un gran libro, lo descubrí a traves de mi padre hade unos años y me impactó.

Un saludo.

Palos.Pal.Puente dijo...

Me metí tanto en lo que decías... imaginé las historias mas extrañas... imaginé muchas cosas.
Creo que lo mejor del mundo es tener sensaciones sin estimulantes... volar sin yerbas, apreciar sin jeringas... sentir sin dependencias, pero es tan poco el tiempo que uno se da para hacerlo... o en realidad, puede hacerse siempre, en una espera de micro, en la ducha, caminando... pero muy distinto es hacerlo, sentirlo, disfrutarlo. Me causo una sensacion rica el leer tu post, no se porke... y me hace pensar una infinidad de cosas, q creo q me enfocare en eso ahora =P.

Rica tarde contigo =)