Hoy me tocó despertar a las 5 de la mañana para terminar de leer una selección de ensayos sobre distintas maneras de hacer historia, desde historia " desde abajo" hasta "historia de la literatura" no sin pasar antes por la sección "historia de las mujeres". Luego de mi viaje en el tiempo, me tomé un té y partí triunfadora a mi última prueba del ramo Pensamiento historico (el cual debía tomar en primer año de la carrera, pero que por esas cosas de la vida terminé tomando en el último). Afortunadamente al salir de la prueba aún me sentía triunfadora y lo suficientemente vivaz como para pasar a comprar comida para mi gato, tentarme con una silicona para el pelo y caminar a casa. Llegué y me preparé onigiris y me senté a ver Sex and the City, en una agradable hora y media de "solo yo" que había querido tomarme desde hace ya meses. En el capítulo final de la tercera temporada fui testigo y comprendí a qué se refería mi pololo con "estás exagerando". Entonces fue claro: años de series rosa, animación japonesa y poetas malditos me convirtieron en una drama queen de primera línea. Fue tal mi impresión al ver a Carrie histérica porque Big se casaba con otra, que reconocí que hay una manera o dos e incluso tres de hacer las cosas, y ninguna de ellas incluye gritarle a tu ex en pleno restaurante, saltar de tu asiento como un manglo y salir huyento llevándote por delante sillas, cantineros y hasta escalera.
Son dolorosas las lecciones y claro que corrí a escribirlo... como también lo hubiera hecho Carrie.
lunes, 23 de junio de 2008
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1 comentario:
Es un manual de instrucciones :*******
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