Y ahí estaba de pronto, la reconocí de inmediato. Toda de azul, frente a mí, mirando donde no sé dónde. Prendí un cigarro ¿qué más iba a hacer? Fumar,eso, sólo podía fumar y matarme sola un poco mientras la miraba ahí parada sin saberme.
Era linda, linda como me la había imaginado, linda y terrible, justo como se me había presentado en sueños y la misma mirada que no te mira. Me dolió eso, me dolió que fuera linda y azul y que fuera todo lo que yo había imaginado.
¿Cómo no rendirme ante ella? ¿cómo no salir de escena? Hasta Cleopatra se habría puesto a sus pies y lamido sus dedos, Elena misma hubiese dado media vuelta ¿y quién soy yo?
Exhalé la última bocanada de humo y me dejé morir... por ahora.
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1 comentario:
Tu eres el baile, ese que no tiene espalda que dar al voltear; eres la fiesta, esa que no se acaba ni en la muerte, la que puede pararse altiva y, con una bocanada, cambiar el foco de luz del cuadro y anegar el plano de movimiento. También el beso, siempre el beso :*
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