Me empeño en rescatar el dolor que crece en las palabras que alguna vez significaron algo. Un antídoto a la aparente felicidad, a la máscara de lo cotidiano. No es posible y no sirve esa manera de sentir ¡qué es eso de la comodidad y el encanto!, cuando todo encanto es desajuste y desliz en la pista de baile, todo es canto, un torpe canto, pero encanta.
Todo va al mismo bolsillo y en días como hoy me suben al cuello y se me salen por los ojos las rastreras palabras, las mías, las tuyas, las de ella,las de él, las del otro y las que nadie dijo jamás. Pero las que tú no dices, oh esas... esas no se van, esas se estancan aquí, esas no se van.
miércoles, 12 de marzo de 2008
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