No mucho, casi nada.
Nunca he sido una persona de hacer grandes planes, supongo que por inseguridad y miedo al fracaso, sumado a inconstancia y enamoramiento súbito. Lo del enamoramiento se explica en que me caso con cada idea que me parece apasionante, basta una propuesta, un pequeño guiño y me vuelvo abanderada de lo que sea, desde causas perdidas hasta proyectos internacionales. En cualquiera de los casos el enamoramiento, como es propio de los amores fulminantes, es intenso, pero pasajero. Y así, al poco andar me voy quedando con pocas cosas, casi nada.
Yo vivo, vivo muy bien, de cosas reales, como muchas carpetas de fotos y libros y abrazos y besos, de sonrisas, muchas sonrisas y comida real con sabores reales. Sin embargo, quizás sea necesario algo más, algo que nazca de mí y se transforme en algo real también.
La ambición, el deseo de conseguir algo por medio del trabajo duro y feliz, no es algo que conozca, vivo como hoja al viento, como "tiro al aire" como dice mi madre, pero no construyo cosas por miedo a que se derrumben los naipes o se me pierda una pieza.
Asumo que ya es momento de trazar líneas y de seguirlas, de compromiso, que es otra palabra que me resulta engañosa.
Asi que los planes concretos que tengo de aquí a fin de año son:
-Pasar todos los ramos
-escribir como se escribe
-El viaje a Estados Unidos
-ser mejor amiga de mis amigas
-Participar de manera activa y comprometida en el centro de alumnos
-Aprender a tocar el organo aunque se me vaya en eso la vida
-ser una buena ama para mi gato
Eso por ahora.Hay que empezar de a poco